Cuando el dinero no conoce fronteras, la seguridad establece el límite
Published on November 14, 2025
Durante las últimas dos décadas, el ecosistema financiero global ha experimentado una transformación sin precedentes. Hoy en día, transferir dinero de un país a otro es casi tan fácil como enviar un mensaje por WhatsApp. Tanto para pagar una compra en línea como para realizar una transferencia bancaria internacional, los pagos bancarios forman parte de nuestra vida diaria y, al mismo tiempo, sostienen la economía global.
Esta evolución se ha hecho aún más evidente en los últimos años, tanto por la necesidad de establecer directrices regulatorias, principalmente por parte de los bancos centrales, como por la constante búsqueda de mejoras en los sistemas de mensajería, con el objetivo de alcanzar una mayor eficiencia y seguridad, al tiempo que se reducen los costos.
Hoy, cada segundo, millones de transferencias cruzan fronteras en una red que conecta bancos, empresas fintech, cámaras de compensación y sistemas de pago en todos los continentes. Desde una compra en línea en Tokio hasta una transferencia corporativa entre Nueva York y Madrid, los pagos son ahora más rápidos, accesibles e interdependientes que nunca. Esta globalización, impulsada por estándares como ISO 20022, redes como SWIFT y la introducción de nuevos métodos de pago instantáneos como Bizum, ofrece enormes oportunidades de eficiencia y crecimiento, además de beneficios para los usuarios, pero también plantea desafíos sin precedentes y conlleva nuevos riesgos.
Esta expansión global y la gran cantidad de tecnologías que caracterizan al sistema moderno de pagos también han creado una superficie de ataque exponencialmente mayor para los ciberdelincuentes. Cada punto de conexión, cada mensaje, cada API de integración y cada dispositivo móvil utilizado para autorizar una transacción representa una posible vía de entrada para actividades fraudulentas.
Asegurar la seguridad de las soluciones de integración que permiten toda esta interconectividad se ha convertido en un imperativo estratégico, subrayando la necesidad de reforzarla en todos los niveles. Proteger un pago implica cuidar cada detalle: desde cifrar los mensajes que viajan por las redes hasta cumplir con normas internacionales que previenen el fraude o el lavado de dinero. También requiere procesos internos bien diseñados, un monitoreo constante y, de igual importancia, una cultura de prevención entre los propios usuarios.
Por lo tanto, nos enfrentamos a niveles de seguridad en canales, infraestructura y comunicaciones. En el caso de la mensajería bancaria, disponemos, por ejemplo, de la red SWIFT, con sus canales InterAct (para el intercambio de mensajes) y FileAct (comunicación orientada a archivos), que, gracias al uso de firmas y certificados (RMA), junto con características de no repudio o notificación de entrega, hacen posible certificar quién envió qué, a quién y cuándo, convirtiendo la seguridad en uno de los pilares fundamentales de la red SWIFT y de la intercomunicación bancaria.
Así como debemos garantizar la seguridad de los pagos enviados a nuestros corresponsales o a las infraestructuras del mercado, también debemos confiar en soluciones fiables para el intercambio de información entre nuestras aplicaciones o dentro de nuestra empresa. En este ámbito, destacan herramientas como IBM Direct Connect, que no solo nos permiten gestionar grandes volúmenes de datos –útil, por ejemplo, para procesar grandes lotes de pagos o archivos de reporte para clientes corporativos–, sino que también ofrecen una seguridad inigualable en el intercambio de información. Además, es normal que las empresas o instituciones financieras necesiten procesar y transformar la información o los pagos que reciben a través de un canal antes de redirigirlos a otro; por lo tanto, cuidar los datos, transformarlos en un entorno seguro y validarlos son pasos fundamentales en todo este proceso. Es aquí donde soluciones como IBM MFT, con su plataforma de intercambio de archivos gestionados que permite una transferencia de datos segura, automatizada y confiable, aportan la seguridad y las garantías necesarias.
Por otro lado, la expansión de los pagos instantáneos ha dado lugar a un ecosistema cada vez más dependiente de las APIs abiertas, promovidas por normativas europeas como la PSD2 y, con la PSD3 y las finanzas abiertas en el horizonte, aún más. Soluciones como Bizum o Wero ejemplifican el enorme progreso en los pagos en tiempo real que logramos cada día, pero que, al mismo tiempo, requieren arquitecturas de seguridad altamente resilientes para proteger nuestros datos y operaciones. En este caso, soluciones como IBM webMethods API Management, que hacen que la gestión de APIs sea transparente, sencilla y segura, pueden ofrecernos un gran valor añadido.
En resumen, en un mundo en el que los pagos son instantáneos y transfronterizos, la seguridad no es un extra: es el corazón de un sistema cuyo éxito depende de la colaboración entre la tecnología, las normativas y las personas para mantenerse un paso adelante de los ciberdelincuentes.

